“Mi esperanza es ser feliz, estar alegre y tranquila. Uno se pone un poco ansiosa cuando está embarazada, con incertidumbre por lo que viene, por querer tenerlos ya en mis brazos. Pero confío en Dios, que me acompañará en este embarazo”, expresó Solange González, quien tiene seis meses de embarazo y asistió el domingo 1 de diciembre a la Catedral Metropolitana para recibir la bendición para su bebé en camino. Esta tradición, realizada al inicio del Adviento, simboliza la esperanza en la Iglesia Universal.
La eucaristía fue presidida por el Obispo Auxiliar de Santiago, Monseñor Luis Migone, y organizada por la Delegación Episcopal para la Familia y la Vida, con presencia de la fundación Mater Filius y organizaciones Provida. Durante la ceremonia, se invitó a los fieles presentes a iniciar este tiempo litúrgico en comunidad, unidos a la Virgen María, quien también esperó la llegada de Jesús.
En su homilía, Monseñor Migone hizo un llamado a los fieles a renovar la esperanza y a reenfocar sus vidas en Dios. “El Adviento es una oportunidad para volver al origen, pero con una decisión consciente y libre. Dios nos regala la posibilidad de volver a nacer, de recuperar la confianza en Él. Solo así hay vida verdadera, porque la vida no está en acumular para nosotros mismos, sino en donarnos a los demás”.
El obispo relacionó este tiempo litúrgico con la invitación de Jesús a Nicodemo a renacer espiritualmente. “El Adviento es como volver al vientre materno, pero desde nuestra madurez y libertad. Es el desafío de poner todos nuestros deseos en Dios, porque solo Él da plenitud a la vida”. En este contexto, destacó la bendición a las mujeres embarazadas como un signo potente de confianza y esperanza en el Señor.
Durante la celebración, también se bendijo la Corona de Adviento, y Soledad, una futura mamá beneficiaria de la fundación Mater Filius, encendió el primer cirio. De nacionalidad argentina, esta joven expresó su compromiso con la vida: “Le diría a todas las embarazadas que somos fuertes, que podemos salir adelante por nuestros hijos”. Este gesto invitó a los fieles a renovar su compromiso con las buenas obras y la preparación espiritual.
Las embarazadas presentes recibieron una bendición especial del obispo, quien oró por un parto seguro y la protección de las vidas que esperan. Este momento, cargado de emoción, incluyó la entrega de un presente simbólico como signo de gratitud y acompañamiento espiritual.
La misa concluyó con la oración a la Virgen de la Dulce Espera, en la que los asistentes unieron sus voces para pedir su intercesión, recordando que María vivió su espera maternal con fe y esperanza.
Con esta celebración, la Iglesia de Santiago invitó a vivir el Adviento como un tiempo de reflexión, defensa de la vida e inspiración en el amor de Dios, que se manifiesta en cada nueva vida y en el misterio de la Navidad.
Fuente: iglesiadesantiago.cl